martes, 11 de marzo de 2008

EL ARBOL DE LA VIDA: LA LEYENDA PEHUENCHE SOBRE LA ARAUCARIA O PEHUÉN



pesar de su vida seminómada, que lleva a sus hombres a apacentar las majadas en los prados de las altas cumbres durante el verano, los pehuenches siempre regresan a armar sus rukas al abrigo de los huahu para pasar los rigores de los crueles inviernos andinos. Y aquel año, tan lejos en el tiempo que los árboles caminaban y los animales aún hablaban con los hombres, las mujeres y la gente menuda de la tribu de Okorí, el aguilucho, se encontraban dedicados a preparar la bienvenida a los cazadores que bajaban de las montañas después de haber pasado allí muchas lunas, dedicados a la caza del huemul y del luán(guanaco), mientras las mujeres permanecían al cuidado de los hijos y las pertenencias. Como todas, la mujer de Likán espera a su hombre; su hijo mayor Okoirí, que ya es casi un kona, ha juntado con sus hermanos menores su último cesto de piñones y ahora espera ansioso el regreso de su padre, pues la próxima vez saldrá con él a bolear ñandúes y chulengos, como los bravos de verdad. Sus hermanas, junto con Aluhué, su madre, han hervido los piñones para ablandarlos y quitarles la piel, y preparado el muday (bedida de los pehuenches) con que los cazadores se refrescarán de sus largas jornadas en la montaña. Pero Likán se retrasa; todos los otros konas(guerreros) ya se encuentran entre sus familias, pero su padre no llega. Sus compañeros de cacería lo vieron por última vez en los pehuenales del Kuyum, persiguiendo un choike(ñandú), pero luego lo han perdido de vista. La madre presiente la tragedia; espera aún algunos días, recorriendo las laderas con la vista durante el día y aguzando el oído durante la noche, pero finalmente, con la primera nevada, llama a su hijo mayor y le pregunta:-Okorí, ¿recuerdas cuántos años has cumplido?-Sí, doce.-Por lo tanto, ya eres todo un kona y deberás hacerte cargo de una tarea difícil. Tu padre ha salido de caza y prometió volver hace ya más de tres lunas, pero las grandes nevadas están próximas y aún no ha regresado. Es valiente y fuerte, pero puede haber sido atacado por algún enemigo o haber caído bajo las garras del nahuel. Pero ahora eres el hombre de la familia y tu deber es salir a buscarlo, para ayudarlo en caso necesario. Saldrás mañana al amanecer y te dirigirás a los bosques del Kuyum. Aquí tienes provisiones para varias lunas; cúbrete con tu makuñ y lleva tu arco y tus flechas, por si fuera necesario. Consciente de sus nuevas responsabilidades, Okorí partió con los primeros rayos de Antü; atravesó los salitrales del bajo Yanki­hué y se encontró finalmente en los pehuenales del Kuyum, donde su padre había sido visto por última vez. Okorí tenía la fuerza y la resistencia de tres de sus compañeros de juego, pero la ansiedad y el esfuerzo lo fueron doblegando... La nieve caía ya en densos copos helados y la tormenta no parecía llevar miras de parar. El frío era intenso, despiadado, letal.-Papal... ¡chachai .. -clamaba el muchacho, tratando de detener el castañeteo de sus dientes. Ya casi no tenía fuerzas para llevarse a la boca el alimento que su madre le había preparado y sus piernas se negaban a sostenerlo. Sin embargo, en un último esfuerzo divisó, no lejos de él, un enorme pehuén, el árbol sagrado, al que todo viajero, mediante una ofrenda, puede solicitar ayuda cuando se encuentra perdido o en grave peligro. Pero, ¿qué podría ofrecer el pobre Okorí, en el estado en que se encontraba? Luchando contra la parálisis provocada por el frío, el joven se sacó trabajosamente los shumel(calzado), y los colgó de las ramas más bajas de la enorme araucaria. Inmediatamente se sintió renovado, como si el pehuén le hubiera insuflado sus inmensas ansias de vivir. De nuevo se levantó y caminó sin descanso, hasta divisar, ya cayendo la tarde, a un grupo de konas descansando alrededor de una vivificante hoguera en las que se asaban los restos de un choike. Se acercó rápidamente, esperando ansiosamente que su padre se encontrara entre ellos y, al no verlo, los saludo cortésmente. Los forasteros no contestaron a su saludo. Y Okorí advirtió que no se encontraba entre amigos. Dudó cuando lo invitaron a sentarse ante el fuego, pero la cortesía lo obligaba, y la tentación de calentarse un poco era demasiado grande para ignorarla. Sin embargo, enseguida se arrepintió de su prontitud para aceptar, pues los extraños se arrojaron sobre él, le amarraron los tobillos, le ataron las manos a la espalda y se alejaron de allí, llevándose sus armas y la chaihue donde traía su comida. Antú, el sol, ya se ponía y Trafuya, la noche, se acercaba con sus terrores y la helada amenaza del congelamiento. Okorí había escuchado demasiadas historias de la noche como para que no la invadiera un terror paralizante, como nunca había sentido en su vida. Las había escuchado de las mujeres que hablaban entre ellas, mientras trabajaban, de los hombres que nunca habían regresado de sus viajes, o se las había contado su padre cuando, de vuelta de alguna partida de caza, le enseñaba a armar sus lakai y sus propias armas y lo prevenía sobre los peligros que encontrarla cuando él mismo debiera internarse en los bosques. Sabía de la artera presencia de Kamlín, la nieve, que cae sibilina y silenciosa, y va ocultando y deformando las señales del camino, y adormece los miembros si uno permanece quieto demasiado tiempo. También había oído del relampagueante nahuel, rápido como una centella y mortífero como un puñal. Y supo que el temor que había sentido cuando oía las historias no era más que un juego de niños, rápidamente exorcizado por la presencia de su padre o su madre o, simplemente, por el brillo del fuego del hogar. Pero el miedo de ahora era otra clase: era el terror inconmensurable de saberse a punto de morir y que nada ni nadie podría evitarlo. Mientras tanto, la madre, que esperaba en la ruka el regreso de ambos, tuvouna visión aterradora: soñó que su esposo, Likán, había sido asesinado, y vio en sueños a su hijo, atado de pies y manos y abandonado sobre la gélida nieve. Entonces supo que se encontraba en un gravísimo peligro y que sólo ella podía salvarlo. Convencida de que ya nada podría hacer por su hombre, se cortó las largas trenzas renegridas, como hacen todas las mapuches en señal de duelo y, conteniendo los sollozos que pugnaban por brotar de su pecho, emprendió la búsqueda de su hijo, antes de que fuera demasiado tarde. Caminó largo tiempo a través del bosque de koíhues, llamando a veces a su esposo, otras a su hijo, con el corazón endurecido como una roca por la angustia y la desesperación. Así, mientras cruzaba un pequeño bosque, encontró primero el cadáver de su esposo, con una profunda herida en el costado y el querido rostro semienterrado en la nieve, sucio de sangre y de tierra. Sin siquiera tocarlo comprendió que ya no encontraría a Likán en aquellos despojos y, tomando el afilado cuchillo de piedra con que trabajaba las pieles, cortó dos mechones del resto de su negro pelo y, colocándolos sobre el pecho del muerto, retomó el camino en busca de su hijo. Entretanto, en el claro del bosque donde había pasado la noche encogido de hambre, de sed y de frío, Okorí, atenazado por el tenor, recobró algo de su confianza al ver aparecer la luz del sol, pero luego, al sentir sobre su cara los helados copos de nieve que volvían a arremolinarse sobre él, se sintió tan aterrado ante la proximidad de la muerte, que las pocas fuerzas que le quedaban estallaron en un grito desesperado, e imaginando que el pehuén en que había colgado sus shümel era como una madre que podía ayudarlo, comenzó a invocar su protección:-¡Ven y ayúdame, oh, pehuén! Y cerró los ojos, para no ver la temida imagen de Leflán, la muerte, cuando llegara en su busca. Sin embargo, volvió a abrirlos cuando sintió que los copos de nieve ya no caían sobre su cara y que Küréf, el viento, ya no se arremolinaba a su alrededor. Levantando la vista, contempló asombrado las ramas del pehuén, de su pehuén, que se había agitado y sacudido hasta desarraigar sus raíces de la tierra, y había caminado hasta él para no dejar sin respuesta su desgarradora demanda de ayuda. Luego, al llegar junto a Okorí, el pehuén extendió sus raíces a los lados del cuerpo del joven y sus ramas sobre él, proporcionándole así una verdadera cuna y la ruka más verde y más confortable que el niño pudiera desear. Poco tiempo más tarde llegó la madre, siguiendo las huellas de su hijo, que la cruel nevada iba haciendo desaparecer rápidamente. Al llegar al claro entre los colihues, pudo distinguir en las ramas bajas del pehuén el calzado de su hijo y, algo más allá, el cuerpo inanimado protegido por las raíces bienhechoras. Sin demora, desató sus ligaduras y lo reanimó, soplando su aliento sobre su rostro rígido y sus dedos agarrotados. Poco a poco, Okorí fue recobrando la conciencia, y poco después iniciaban el viaje de regreso, dejando sobre la nieve recién caída las huellas de sus pies descalzos, ya que la abnegada madre también había dejado sus shümel colgadas de las ramas bajas del árbol, como ofrenda por haber salvado a su hijo. Detrás de ellos, como un espíritu magnánimo y protector, el pehuén se deslizaba trabajosamente sobre sus raíces, y poco después madre e hijo llegaban hasta donde se encontraba el cadáver de Likán, quien había sido asesinado por los desconocidos para despojarlo de sus escasos enseres y armas. Allí recogieron el cuerpo y lo trasladaron hacia las proximidades de la ruka donde los siguió el solícito pehuén, prestándoles su protección contra el viento y la nieve que continuaba cayendo. Sólo al llegar a las afueras de la ruka, el árbol detuvo su marcha; la mujer depositó en tierra el cadáver de su hombre y el pehuén lo cubrió con sus raíces que, poco a poco, se fueron sumiendo con los restos en las entrañas de la tierra, hasta quedar de nuevo ferrameante aferradas a las rocas y a la tierra que le daba la vida. Alzando los ojos anegados en llanto, madre e hijo pudieron ver entonces al soberbio pehuén que elevaba sus ramas hacia el cielo como una muda peglaria a Nguenechén, el creador de todas las cosas. Y entonces, el pehuén sonrió... Sonrió como sólo pueden hacerlo los árboles: con su verdor, con sus flores, con sus flores, con sus frutos, con sus retoños. Y tanto Okorí como su madre reconocieron aquella sonrisa, la límpida expresión que sólo puede mostrar un ser que ha culminado satisfactoriamente una obra de amor al prójimo.Y desde ese día el lugar fue conocido como Neuque, nombre que posteriormente derivaría en Neuquén, sitio privilegiado donde el pehuén aún sigue creciendo, ofreciendo sus frutos y su a todo aquél que lo necesite, aunque no todos sean capaces de apreciarlos y agradecerlos. (*)

(*) Fuente: Cuentos, Mitos y Leyendas patagónicos, Ciudad de Buenos Aires, Ediciones Continente.



© Temakel. Por Esteban Ierardo

lunes, 3 de marzo de 2008

martes, 19 de febrero de 2008

VIAJEROS DE LA PATAGONIA: FRANCISCO MORENO

Francisco Pascacio Moreno (1852-1919): la nobleza y el coraje explorador. El Perito Moreno, como popularmente se lo conoce, murió pobre y olvidado. Pero el destino esbozó después un ademán justiciero: hoy por hoy se lo recuerda como quizá el gran explorador de la Patagonia Argentina. Arriba, su perfil henchido de seguridad y dignidad, su mirada enfilada hacia una elevada meta, pareciera observar el célebre glacial que hoy inmortaliza su nombre. En 1875, Francisco Moreno fue el primer argentino en arribar al hermoso lago Nahuel Huapi al remontar las aguas del Río Negro; en 1879 remonta las aguas del Río Santa Cruz para alcanzar luego las alturas de la cordillera andina. Durante sus exploraciones, su amor por la paleontología lo impelió a encontrar numerosos restos fósiles. Muchos de esos remotos vestigios compondrían la colección del Museo de Ciencias Naturales de la Plata, que el dirigió desde su fundación en 1886. En 1902, Francisco Moreno fue nombrado perito en el conflicto limítrofe suscitado entre la República Argentina y Chile. En 1903 le donó a la nación argentina las hectáreas que hoy componen El Parque Nacional Nahuel Huapi, cerca de Bariloche. En 1912 realiza su último viaje a su amada Patagonia para acompañar al presidente norteamericano Theodor Roosevelt.
En Francisco Moreno confluyen, en rara armonía, el ímpetu por la exploración, una erudita formación científica y un espíritu poético, tal como se manifiesta en su arrobamiento ante la estrellada y límpida noche austral patagónica. Y también brillo en él una actitud comprensiva y abierta hacia los pueblos indígenas, los ancestrales pobladores de las vastedades patagónicas. Su máximo testimonio como viajero pionero es su Viaje a la Patagonia Austral ( portada a la izquierda), obra que, en su versión castellana puede ser leída hoy a través de la reciente reedición realizada por la editorial argentina Elefante Blanco.
En este momento de Viajeros y exploradores de Temakel, presentaremos un completo artículo que recrea las principales expediciones y descubrimientos del Perito Moreno en la Patagonia, y otros aspecto de su vida como hombre público. Este texto procede de www.oni.escuelas.edu.ar valioso sitio de contenidos culturales que invitamos a visitar.
E.I
Los primeros pasos del joven explorador Francisco Pascasio Moreno, quien sería un temerario explorador, científico y pionero de la Patagonia, nació el 31 de mayo de 1852 en la Capital Federal. Sus padres fueron Francisco Facundo Moreno y Juana Thwaites quienes lo bautizaron el 29 de octubre. Su hermana mayor recibió el nombre de Juana y sus tres hermanos menores fueron llamados Josué, Eduardo y Maruja. Su padre tuvo una enorme influencia sobre él al enseñarle las letras y su amor a la naturaleza, cosa que definiría el rumbo de su vida.Su patriotismo nace en sus primeros años de vida. Estuvo muy enfermo durante la guerra del Paraguay y veía a su madre, que junto con parientes y amigas, hacían "hilas", y vendas para los heridos, oyendo además los comentarios sobre las familias enlutadas y los actos heroicos realizados por nuestras tropas. Todo esto, fue trabajando en su mente, alimentada después por los motivos de guerra, que leía con avidez y su mayor emoción, fue el ver pasar por la calle Florida, al son de marchas militares, los restos del sexto de línea, frente a los curiosos que los miraban con indiferencia. Fue tal el impacto que esto causó en él que toma la resolución de servir a su patria a la medida de sus fuerzas. En 1863 ingresó al colegio San José de los Padres Bayoneses donde estuvo pupilo tres años. Durante el tiempo que estuvo internado no se destacó como alumno estudioso. Continuó sus estudios en el colegio Catedral del Norte. Entró allí debido a la amistad que su padre mantenía con Sarmiento. Como el colegio no enseñaba Ciencias Naturales, Francisco Facundo Moreno, su padre, lo llevaba al río y a Palermo a juntar elementos, los cuales serían los primeros objetos de su propio museo. Su padre les regala a los tres hermanos el mirador de su casa en agosto de 1866 para allí instalar el primer museo. Durante su juventud, Francisco P. Moreno entabló una amistad con Germán Burmaister, naturalista, médico y escritor prusiano. El 27 de Diciembre de 1867 muere la madre, Juana Thwaites, víctima de cólera, enfermedad que padecía hacía bastante tiempo y se había agudizado en los últimos dos meses.En el año 1868 sus hermanos se desvinculan del museo familiar, quedando éste a su cargo. Los distintos objetos que allí se exhibían, algunos de gran importancia geológica, fueron repartidos equitativamente. En el mismo año fueron recibidas las primeras donaciones por parte de Mariquita Sánchez de Thomson. Ya en 1870 la familia se muda a la quinta de parque Patricios. Allí pudieron gozar de mayores comodidades y Francisco Pascasio realizar sus estudios en mayor tranquilidad. En ese mismo año escucha hablar por primera vez de Luis Piedrabuena y se ve totalmente anonadado por la emblemática precisión y certeza de su labor en la materia. Llegando a 1871 comienza la expansión de la amenaza de la fiebre amarilla. Se mudan a la estancia de León Gándara, esposo de Francisca, la hermana de Francisco Facundo Moreno. Ese mismo año Francisco Pascasio Moreno realiza las primeras exploraciones entre los lagos Chascomús y Vitel. Los peones le habían hablado sobre osamentos llamados "Luces Malas", lo que lo llevó a conjeturar que esas fosforescencias podrían indicar un yacimiento fosilífero. Allí dedican dos días a la clasificación de todos los huesos.En 1872 ingresa a la compañía de seguros "La Estrella" (que había sido fundado por su padre) pero se da cuenta de que no era su verdadera vocación. Su padre lo entiende y lo apoya en su profundo y esencial discernimiento regalándole un edificio de 200 m2 para su propio museo (fundado a los veinte años de edad). "Gobernar es poblar" F. P. Moreno Comienzo de su lucha: 1º viaje a la Patagonia
El 28 de Julio del mismo año, por iniciativa de Estanislao S. Zeballos, se fundó la Sociedad Científica Argentina. En la primera junta directiva figuraba Moreno junto a otros estudiantes dispuestos a salvar el país. Eran hijos de las llamadas "buenas familias" pero no ignoraban lo que sucedía en los conventillos o en la dilatada Tierra Adentro. En 1873 su padre Francisco Facundo se casa con Fanny Gowlan de Rubio, prima hermana de su madre, con la que tendría dos hijos: Daniel y Rosario, quien moriría a temprana edad. Es por esta razón que Moreno decide vivir solo y abandonar el hogar paterno. El mismo año recibe el llamado del presidente Sarmiento, quien lo consulta sobre ciencia. Luego de esa charla decide realizar su primer viaje a la Patagonia. Con tan solo 21 años llega a Carmen de Patagones en busca de fósiles. Para comprender lo que ello significaba basta recordar que en esa época el interior de la Patagonia era virtualmente desconocido. En ese entonces no existían caminos, el ferrocarril solamente llegaba hasta las Flores, y esas enormes distancias debían ser cubiertas a caballo. Se dirige al cementerio indígena. En su viaje iniciático a la Patagonia adquiere el hábito de escritura portátil en busca de la posibilidad de enviar sus observaciones a Europa. Vuelto a Buenos Aires, en 1874 asiste al congreso de arqueología y antropología prehistórica en Estocolmo. El antropólogo francés Paul Broca publica un trabajo de Moreno llamado "Civilización Anterior a la Actual". El museo Moreno adquiere una gran importancia."Otra Argentina más allá de las aulas, de las universidades y los salones de la alta sociedad" F. P. Moreno 2º viaje al sur
En 1874 se embarca en el "Bergatín Rosales" de la Armada a Santa Cruz con el objetivo de explorar las tierras donde se habían establecido los chilenos. El barco llega hasta la desembocadura del río Santa Cruz.Junto con Carlos Bergatín y el guardiamarina Carlos María Moyano, se internan en Santa Cruz y Río Negro, donde encuentran una tribu aborigen que mantenía viejas costumbres de un tiempo remoto, con vestigios de una vida anterior a la llegada del hombre blanco. Moreno hizo acopio de una gran cantidad de objetos de habitantes primitivos. En diciembre llega a su fin la expedición luego de 5 meses. Vuelven a Buenos Aires debido a una revolución que al llegar ya había sido sofocada. Viaja a Entre Ríos para comparar la formación terciaria de las barrancas del Paraná con la de las Patagonia. Francisco Pascasio Moreno no sólo intenta explorar la Patagonia sino, también, integrarla al país que está ajeno a su existencia "Hay una sola patria para el mapuche y para el blanco. Una sola patria, a pesar de todo..." 3º expedición: Visita a las tierras del Cacique Sayhueque
Ya en el año 1875 luego de una arduo trabajo logra persuadir a la Sociedad Científica Argentina para que le dé el dinero necesario para su nueva expedición a la Patagonia. Su objetivo era cruzar los Andes por el Nahuel Huapi y llegar a Chile en un camino inverso al de Guillermo Cox. Buscaba un paso entre el Nahuel huapi y Valdivia para unir el Atlántico con el Pacífico. Para hacerlo debía encontrar al Cacique Saihueque quien era el dueño del paso a Chile. En el recorrido bordeó el río Limay, pasó por las barrancas de Chacón Geyú, cruzó el Cumlelfen, en la Pampa rosada y la región Manzanageyú o País de las Manzanas. Al llegar a la Collón Curá y Neumuco, envió un mensaje al cacique quien lo invitó a su territorio. Francisco Pascasio Moreno es recibido por un coro de mujerers y se presenta frente a Sayhueque, quien demuestra ser muy sabio. El joven explorador no sólo traspuso una frontera geográfica sino también la de una cultura inexplorada. Moreno gozó de la hospitalidad de Sayhueque, quien se consideraba señor de la tierra y cacique principal de toda la Patagonia. Se presenta al consejo de los viejos jefes para explicar los motivos por los que deseaba ir a Chile. Aduce que sólo de sea conocer lo que hay allí pero los caciques pensaban que Francisco Pascasio tenía la intención de ocupar su territorio. Tenían arraigada la idea de que todo cristiano engañaba y mataba a todos los que los ayudaban. En un momento de la discusión, Yanyarique, el cacique de las nueve mujeres, lo acusó de mentiroso y lo desafió a que midieran sus fuerzas. Francisco Pascasio dejó de lado el temor y se enfrentó al cacique, quien no pudo arrancar del caballo al joven explorador. Aunque realizó grandes esfuerzos le negaron pasar a Chile por el camino de la cordillera. No obstante, Moreno no desistió en su empeño de explorar el territorio. Era necesario, en sus palabras "Conocer esos territorios hasta sus últimos rincones y convencer con pruebas irrecusables a los incrédulos y a los apáticos, del gran factor que para nuestra grnadeza sería la Patagonia apreciada en su justo valor". Es por ello que se hizo amigo del cacique Ñancochenque, quien lo invitó a sus toldos. Recorrió los bosques de Pehuen y descubrió la fitarroya patagonica. Luego Moreno retornó a Caleufú a los toldos de Sayhueque para que este autorizara el paso al Nahuel Huapi. El 22 de enero de 1876 se convierte a los 23 años en el primer blanco que llega al Gran Lago desde el Atlántico. Aunque está conmovido por la belleza del paisaje, no olvida tomar posesión simbólica del lugar, haciendo reflejaran en las aguas del Nahuel Huapi los colores de nuestra bandera. Desea afirmar en ese territorio la soberanía de nuestro país.Luego de unos días emprende su vuelta. Al llegar a Chichinal se entera que pronto habría un malón. Por ello el regreso se convierte en una desesperada carrera contra la muerte ante al inminencia de una invasión indígena, y llega a Buenos Aires tres días antes de que se produjera el malón que costó cientos de vida y centenares de miles de cabezas de ganado. No repuesto aún de esta experiencia Moreno viaja a Catamarca y Santiago del Estero."Mar interno, hijo del manto patrio que cubre la cordillera en la inmensa soledad, la Naturaleza que te hizo no te dio nombre; la voluntad humana te llamará desde hoy Lago Argentino." Francisco P. Moreno 4º expedición: Bajo el mando de Don Luis Piedrabuena
Su objetivo principal era mostrar a los políticos el valor económico y estratégico de la Patagonia. Por ello decide alcanzar las nacientes de Río Sta. Cruz, para averiguar, según dice, "La verdadera situación de la cordillera y confirmar los derechos argentinos a las tierras magallanicas ubicadas al Oriente de los Andes". Con el apoyo de Estanislao Zeballos y del presidente Avellaneda en octubre de 1876 se embarca, junto con Carlos Berg, en la goleta "Sta. Cruz" que se encontraba al mando de ese otro gran patriota que fue Don Luis Pedrabuena. Este fue un precursor en la defensa de los derechos argentinos en la zona austral. Para Moreno la Patagonia se convertiría en un objeto fundamental de su accionar. La goleta tomó rumbo al Chubut. Iba en busca del río de ese nombre, que desemboca en el Atlántico y al que había llegado en 1833 el teniente Wickman, de la expedición de Fitz Roy. Francisco Pascasio Moreno llega a Carmen de Patagones, lugar Mayormente habitado por galeses. Por esos días llegan a aquel pueblo unos indios que negociaban plumas de Avestruz. Traían noticias de un blanco muy poderoso, más fuerte que Namuncurá. Aquellos indios habían estado en los toldos de Sayhueque, donde oyeron las hazañas del "huinca muy toro", amigo del cacique. Sin duda, era Moreno: un cristiano que visitaba a los indios y que tenía permiso para juntar bichos y yuyos.Luego la goleta "Santa Cruz" zarpó hacia la isla Pavón, el territorio del Capitán Piedrabuena. Era allí, precisamente, donde el navegante enarboló por primera vez la bandera argentina ante un grupo de indios. Moreno recorre la región con el subteniente Carlos Moyano y es allí donde celebran la Navidad y el Año Nuevo. El 15 de enero de 1877 parte en busca de las nacientes del río Santa Cruz junto con Moyano y otros cinco hombres más. "Las nacientes del río Santa Cruz – escribió Moreno- son un problema aún no resuelto completamente, y creo que a nadie con más derecho que a los argentinos, dueño de ellas, corresponde recuperarlas". Casi un mes después, el 13 de febrero de 1877, Francisco Pascasio Moreno llega a las nacientes del río Santa Cruz, meta que no pudieron alcanzar Fitz Roy y Darwin. En su primer amanecer ante el enorme lago, el 15 de febrero, lo bautiza como Lago Argentino. Ve la magnificencia casi lujuriosa del paisaje, pero ve más allá todavía: un futuro en que "las velas de los buques se reflejen en tus aguas como hoy lo hacen los gigantescos témpanos y dentro de un rato la vela de mi bote". Al bautizarlo Lago Argentino, se anticipa el reconocimiento de "los humildes soldados que en este momento pronuncian el nombre de la Patria bautizándote con tus propias aguas".
El 18 de febrero en una frágil embarcación llega al glaciar que hoy leva su nombre. Luego de navegar el Lago Argentino, Moreno se dirige al norte. Descubre el lago que denomina "San Martín", bautiza a la montaña humeante del volcán Chaltén como cerro Fitz Roy y a otro cerro lo llama Moyano, en alusión a su amigo e intrépido compañero de aventura. Da nombre al río que une a los lagos Viedma y Argentino como río Leona, debido al ataque de un puma hambriento que pone en peligro la vida de Moreno y del cual se defiende con un poncho arrollado en un brazo y una brújula.El trayecto entre Lago Argentino y la desembocadura del río santa Cruz toma, a favor de la corriente, solo 23 horas. De allí Moreno se dirige a caballo a Punta arenas, desde donde se traslada en barco a Montevideo y Buenos Aires, a donde llega el 8 de mayo de 1877, cuando no había cumplido aún 25 años de edad. Con 25 años, ya es considerado un notable científico. Dona al gobierno de la Provincia de Buenos Aires su museo, el cual se incorpora al patrimonio público el 17 de octubre de 1877 con el nombre de Museo Antropológico y Arqueológico de Buenos Aires. Es nombrado Primer Director de este lugar. Lo creó no para que fuera solo una archivo y una exposición escueta de cementerio y de cosas inorgánicas, sino un centro de irradiación de estudios de toda clase. 5º viaje: Campaña al desierto - Prisionero de Sayhueque
En 1879 es nombrado jefe de la Comisión exploradora de los Territorios del Sur por el Gobierno Nacional presidido por Avellaneda. Entre otros mandatos, debía estudiar lugares posibles para la colonización, recorrer la costa entre los ríos Negro y deseado, localizar los yacimientos de nitrato y estudiar los aspectos geológicos del trayecto con vistas a la futura construcción de una línea férrea que uniera al Atlántico con el Pacífico a través de la Patagonia. Le otorgaron un barco "El vigilante" para realizar una expedición al Sur.El 18 de febrero de 1874 comienza la conquista del Desierto. Sale la primera división desde azul al frente de julio Argentino Roca, ministro de guerra. Lo secunda el Coronel Villegas. Ellos junto con 6000 hombres se desplazan hasta las márgenes de los ríos Negro y Neuquén. Sus objetivos eran terminar con la dominación indígena y, a la vez, afirmar la soberanía sobre Chile. Francisco Pascasio Moreno al mismo tiempo se dirigía hacia el sur junto con una tripulación que no respetaba sus ideales. Discutía con sus compañeros de viaje ya que éstos estaban entusiasmados con una guerra que él consideraba injusta. Moreno, que había vivido con los indios, se sentía culpable por pertenecer, inevitablemente, al bando enemigo. Años más tarde, al recordar esa guerra, escribió: "Tengo la seguridad de que bien en esa ocasión pudo evitarse el sacrificio de miles de vida; por supuesto muchos más de indios que de cristianos...Durante esa lucha se realizaron matanzas inútiles de seres que, creyéndose dueños de la tierra, la defendían de la civilización invasora." Ahora estaba otra vez en tierra de indios. Navega el río Negro aguas arriba en un tramo de 450 kilómetros, hace relevar la costa del Golfo San Matías, levantar la carta del puerto de San Antonio y efectuar perforaciones en busca de agua potable. Finalmente emprende viaje a caballo hacia la cordillera, siguiendo a la inversa el trayecto efectuado por Musters en 1870. Pasa por el Bajo del Gualicho y Valcheta, visita al cacique Sinchel, llega a Maquinchao, recorre el valle de Cholila, El Maitén, y la pampa donde hoy se halla Esquel, y por último llega a la toldería de sus amigos Inacayal y Foyel, en Tecka.Luego de recorrer la región y sobrevivir a un intento de asesinato por envenenamiento, en el que no tiene tanta fortuna su acompañante Hernández, Moreno sigue viaje hacia el norte, al país de las Manzanas, y vuelve a recorrer el Nahuel Huapi donde bautiza el cerro López en honor a Vicente López y Planes, autor del Himno nacional, y el lago Gutiérrez en memoria de uno de los hombres que diera inspiración a su infancia: Juan María Gutiérrez.Mientras Moreno está dedicado a su objetivo, que es hallar el paso de Vuriloche que comunica con Chile, es rodeado por los indios y llevado a la toldería de Sayhueque y sus capitanejos. Luego de tres días Moreno es condenado a muerte. Se le arrancará el corazón y se lo clavará en una caña para ahuyentar a los malos espíritus. Pero el cumplimiento de la sentencia es demorado por Sayhueque, y Moreno y sus dos acompañantes logran alcanzar, en una oscura noche, el río Collon Curá, y en una balsa precaria que" Si un indio mata a un blanco es un salvaje, y si un blanco mata un indio es civilización"construyen con unas ramas de sauce se lanzan a las aguas. Navegando de noche y escondiéndose durante el día bajan por el Collon Curá y el río Limay hasta las proximidades del Neuquén. Fueron seis días terribles. Finalmente el séptimo día llegan a la confluencia del Limay con el Neuquén. En esa increíble huida Moreno, junto con su vida y la de sus compañeros, salvó su diario y la bandera argentina.El 11 de mayo de 1880 llega Moreno, que todavía no había cumplido 28 años de edad, a la Estación Central de Buenos Aires, siendo bajado del tren en camilla, pues sus piernas están llagadas y se halla debilitado por la fiebre. Con este viaje concluyó una etapa en la vida de Moreno. Finalizaron las exploraciones realizadas sobre la base casi exclusiva de su esfuerzo personal. Museo de la Plata: creación y obras en él.
En 1881 la "Societé de Géographis de París", lo nombra miembro y socio corresponsal, y le otorga la medalla de oro. En la Argentina, el Ministerio de Relaciones Exteriores le encarga realizar un mapa de la Patagonia y un informe sobre los límites con Chile. El hombre que regresaba de Europa, que pudo iniciar una vida académica sin sobresaltos, se metía de lleno en un conflicto que demandaría no sólo inteligencia, sino enormes esfuerzos. En 1882 proyecta el futuro museo, viaja por la cordillera y se lo nombra oficial de la Academia de Instrucción Pública y Bellas artes. Vuelve a la Argentina y se produce en 1882 la fundación de la ciudad de la Plata que determinó la cesión del Museo Público de Buenos Aires al Gobierno Nacional. En 1883 la Academia de Francia le otorga las Palmas Académicas y lo designa Oficial de esa institución. Un año después, la Sociedad Arqueológica de Chile lo nombra miembro correspondiente. Moreno dona 2000 volúmenes de su biblioteca al Museo de La Plata. En 1885 se casa con María Ana Varela. En 12 años de matrimonio tienen siete hijos. El año de su casamiento es también el de la inauguración del Museo de la Plata. Moreno, que tiene entonces 32 años, es designado director de la nueva institución. Buscaba con las exhibiciones del museo ejemplificar, no sólo la evolución de la naturaleza de acuerdo a las últimas teorías científicas, sino también las posibilidades que las riquezas naturales ofrecen al espíritu práctico y emprendedor. En los 20 años en que Moreno se desempeñó como director del Museo, entre 1885 y 1905,la institución alcanzó proyección nacional e internacional. Francisco Pascasio se rodeó de un conjunto de técnicos y especialistas sobresalientes, con quienes realizó exploraciones de diferentes regiones del país. La obra realizada quedó documentada en las publicaciones del Museo, que comenzaron a imprimirse a partir de 1890. Así entre 1893 y 1895 el personal del Museo, recorrió, en las palabras de Moreno, "desde las heladas regiones de la Puna... hasta el Dpto. de san Rafael en la provincia de Mendoza, estudiando la geografía, la mineralogía y la geología... en las altas cumbres y en los vastos llanos y relevando por primera vez la fisonomía exacta de la orografía andina, hasta entonces desconocida", siendo de lamentar que esos estudios no se hubieran realizado antes "para haber evitado no pocos trastornos en el trazado de las fronteras internacionales". Moreno: perito argentino
A partir de 1896 Moreno se desempeñó simultáneamente como perito argentino en las cuestiones limítrofes con Chile, cargo que había rechazado en 1888 por considerar que no tenía méritos suficientes como para actuar al mismo nivel que Diego Barros Arena, perito por Chile. Desde ese momento, Moreno orientó las actividades del Museo hacia la defensa de los intereses argentinos. Hasta entonces los problemas fronterizos de la Argentina no encontraban soluciones adecuadas. El último arbitraje frente a Brasil había sido francamente desfavorable. Terminado este conflicto, surgía el de Chile, que no sólo reclamaba parte de la Patagonia, sino también por la demarcación fronteriza de Catamarca y la Punta de Atacama. En lo único que parecían ponerse de acuerdo chilenos y argentinos era la reafirmación de la soberanía argentina sobre el Atlántico y de Chile sobre el Pacífico. "A partir de ese acuerdo podemos negociar", decía Moreno. Se trataba de trazar una línea divisoria en las altas cumbres, observando el curso de los ríos hacia el Atlántio y el Pacífico. Pero había que discutir sobre el terreno, no en especulaciones teóricas. Las funciones de Perito Argentino en la cuestión limítrofe con Chile llevaron a Moreno, durante las postrimerías del siglo XIX, a efectuar numerosos viajes a Santiago de Chile. En 1897 a lomo de mula, Moreno, su esposa y sus cuatro hijos acompañados por el Doctor Clemente Oneli, cruzan la cordilera de los Andes rumbo a Chile. El mismo año, muere en Chile su esposa, María Ana Varela, a los 29 años, víctima de la fiebre tifoidea. Es a ella a quien la Sociedad Chilena rinde con hidalguía sentido homenaje. Pero quedan en la mente de moreno las palabras pronunciadas por ella un mes antes de morir, cuando ya se encontraba gravemente enferma: "No abandones nuestra causa... sigue adelante y lucha hasta vencer. Con tu triunfo evitaremos la guerra."Así entre 1897 y 1898 Moreno viaja repetidamente entre Argentina y Chile, sienta las base para el encuentro que los presidentes Roca y Errázuriz mantienen el 15 de febrero de 1899 en el Estrecho de Magallanes, y en pocos años reúne abundante información que significó el descubrimiento de numerosos lagos, varios ríos, canales, islas, cerros y cordones montañosos, que eran hasta ese entonces totalmente desconocidos. La teoría de Moreno de que el límite con Chile debía ajustarse a la línea de las altas cumbres fue sustentada por un detallado estudio en el terreno a lo largo de toda la región limítrofe, estudio que no pudo ser igualado por los expertos chilenos. Moreno recurrió a todos los medios imaginables para lograr su objetivo. Así contó con el testimonio de sus amigos los indios de Nahuel pan, y de los colonos galeses para retener la región de la Colonia 16 de octubre, y de un antiguo colaborador del Museo, Germán Koslowky, para que el valle de los Huemules, en las cabeceras del río Aisén quedase también en territorio argentino. En 1898 recibe una nueva distinción. Es nombrado por la "Geological Society of London" como miembro honorario correspondiente, y la Academia Americana de Política y Ciencias Sociales de Filadelfia lo designa miembro extranjero. En 1899 se trasladó a Londres, junto a sus hijos, como asesor geógrafo del representante argentino. Desde allí escribe al presidente Roca: "Necesitamos hacer conocer el país en todo sentido. No tenemos aún el puesto que nos corresponde como nación americana y es un deber nuestro tratar de conseguirlo. Una vez que nos conozcan, seremos mucho más apreciados."El mismo año de su viaje a Londres la Sociedad Geográfica Comercial de París le otorga la medalla Creveaux. En 1900 Moreno regresa a la Argentina. Sir Thomas Holdich, el arbitro inglés, viaja en el mismo barco que Moreno y sus hijos, excepto el mayor, Francisco, que con 15 años de edad decide quedarse en la capital británica estudiando pintura. Durante el viaje, Moreno conversó largamente con el arbitro inglés y trató de conocer su opinión acerca del conflicto. Muy diplomático, Mister Holdich eludió una respuesta. Sin embargo en una ocasión, mientras ambos miraban el mar, acodados en la borda, Sir Thomas dijo "que todo cuanto gane el pie argentino al oeste de la división continental se deberá enteramente a usted".En 1901 acompaña al Comisionado del Tribunal Arbitral, coronel Sir Thomas Holdich, en el reconocimiento que se realiza desde el Lago Lácar hasta el seno de la Ultima Esperanza. En abril de 1902 se dirigió a Esquel con el objetivo de convencer a los galeses de la zona que permanecieran fieles al país que les dio abrigo. Exactamente el 30 de abril de aquel año, Francisco Pascasio logró que los galeses de la zona se pronunciaran a favor de nuestro país, manifestándose conformes con estar "bajo la bandera argentina". La preocupación central de Moreno en aquel tiempo era poder terminar con éxito las gestiones para solucionar el conflicto limítrofe con Chile. Durante todo el mes de abril no hizo otra cosa que dedicarse a ese asunto. En mayo regresó a Londres junto al arbitro inglés.El 28 de mayo, en Santiago de Chile, los dos países en conflicto firmaron un pacto de limitación de armamentos y aceptaron el arbitraje inglés. El arbitro era su Majestad Británica Eduardo VII. Y su representante inmediato ante los dos países del sur, Sir Thomas Holdich. Vuelve Moreno a Inglaterra y regresa con Holdich en 1902 para participar de los trabajos de fijación de los hitos limítrofes de acuerdo con el laudo arbitral firmado en ese año por Eduardo VII de Inglaterra. Esta ciclópea labor significó que en ese laudo arbitral el país retuviera 42.000 kilómetros cuadrados de territorio, y como dijera Thomas Holdich, a Moreno se debe todo lo que la Argentina obtuvo al oeste de la divisoria de aguas continentales. Esta defensa territorial de Moreno no se agota sin embargo en sí misma. Decía Moreno "si es cuestión de honra nacional defender la integridad del suelo nativo, también debe ser cuestión de honor nacional darle a este suelo todo su valor, con lo que se evita tener que defender su integridad". Y agrega "nunca he podido comprender como una nación viril que se dice dueña de extensísimas zonas, desde el trópico hasta el polo antártico, no se empeña en estudiarlas, para utilizarlas, que es lo que justificará su dominio sobre ellas".Reconocimientos
En 1903 sufre una terrible pérdida. El 26 de enero muere su hijo Florencio de tan solo 9 años. Utilizó el trabajo como método de ocupación y en unos meses recuperó su entusiasmo."Ese mismo año el Congreso Nacional premia la labor de Moreno como perito y los trabajos que durante muchos años ha prestado gratuitamente a la Nación, otorgándole tierras en el territorio del Neuquén o al sur del río Negro. Moreno ubica esas tierras en el extremo oeste del lago Nahuel Huapi y las dona a su vez a la Nación con el fin de que sean conservadas como parque natural. De esta manera el 6 de noviembre de 1903 la Argentina se convirtió en el tercer país del mundo, después de Estados Unidos y Canadá, en poseer un Parque Nacional. Pero no contento con ello Moreno escribe al ministro chileno Vergara pidiéndole que su gobierno haga una reserva similar en las tierras chilenas ubicadas al oeste del Nahuel Huapi. Esta actitud de Moreno pone de relieve uno de sus aspectos menos conocidos: sus atributos de educador, de civilizador, y su amor a la humanidad.
Dedicación a los niños e inicio en la política
En 1906, luego de retirado del Museo de la Plata, Francisco Pascasio se instaló con sus hijos en la Quinta de Parque Patricios. Abrió las puertas de la quinta Moreno para que los chicos de la "quema" puedan comer de los frutales allí existentes. Y luego, viendo la desnutrición que los aqueja, a habilitar una gran cocina en la que se llegan a servir 200 comidas diarias. Después agrega una aula, y así nacen las las "escuelas Patrias" que finalmente pone bajo el amparo del Patronato de la infancia y propulsa desde su cargo de vicepresidente del Consejo Nacional de Educación. En 1910 Moreno es propuesto como candidato y elegido diputado nacional, por sus convecinos de la parroquia o distrito de San Cristóbal. Como diputado nacional Moreno presidió la Comisión de Territorios nacionales, y en ese carácter recorrió el Chaco y Formosa. Propuso la creación del Servicio Científico Nacional y de los Parques y Jardines Nacionales y apoyó el establecimiento de ferrocarriles en la Patagonia. Moreno renunció a su banca de representante del pueblo para aceptar su designación como vocal del Consejo Nacional de Educación, por considerar que éticamente no podía desempeñar ambos cargos simultáneamente, y por preferir "continuar dedicando el tiempo que me resta de vida a contribuir a hacer de los niños de hoy... ciudadanos que sirvan eficientemente... a la Nación Argentina, siendo innegable que la fuerza y la grandeza de su mañana dependen de la escuela de hoy."Su acción en pro de la educación no solamente se limitó a las Escuelas Patrias. Creó además las guarderías infantiles en los barrios obreros, modificó los planes de estudios de las escuelas nocturnas para adultos dándoles una orientación vocacional y técnica, y creó, en fin, el escalafón para los maestros. La inmortalidad
Su último viaje a la Patagonia lo realiza en 1912, siete años antes de su muerte, cuando acompaña a Teodoro Roosevelt, por pedido especial de éste, a la región de Nahuel Huapi. Francisco Pascasio Moreno murió en la madrugada del 22 de noviembre de 1919. En el país su muerte pasa inadvertida. Pero en el exterior numerosos países e instituciones le rinden homenaje, pues Moreno es un verdadero exponente de las mejores virtudes de la raza, al margen de su condición de argentino. En 1944 sus restos fueron traslados a Bariloche, cubiertos con la bandera argentina y los ponchos de Sayhueque, Catriel y Pincén, y depositados en la isla Centinela, convirtiendo el imponente escenario de sus mayores glorias en digno monumento a su grandeza. Nada le hubiera satisfecho más que descansar en las tierras por las que luchara sin desmayo en vida y sin esperar ningún beneficio personal. Moreno fue un autodidacta, humanista, civilizador, explorador, geógrafo, antropólogo, etnógrafo, paleontólogo, historiador, sociólogo, diplomático, legislador, educador y escritor y poeta de la naturaleza, y por encima de todo un ser humano que luchó hasta el final de su vida por los ideales de su juventud. Moreno ha sido considerado héroe civil de nuestro país. Esto es especialmente destacable en una Nación donde la mayor parte de los hombres ilustres de la historia han sido militares o han actuado como tales, y donde los civiles más nombrados han participado en mayor o menor medida de las luchas políticas de su tiempo, luchas que en muchos casos se han proyectado hasta la actualidad. La vida de Francisco Pascasio Moreno fue una lucha continua. En las tolderías, en los parlamentos indios, en las expediciones por tierra y mar, en el cautiverio, Moreno mostró su coraje y su enorme comprensión por la condición humana. Fue él, el explorador, el pionero, el científico que se arriesgó a borrar los límites entre civilización y barbarie. (*)
(*) Fuente: Texto procedente de www.oni.escuelas.edu.ar

UN MITO TEHUELCHE: KOOCH, EL CREADOR DE LA PATAGONIA

Los tehuelches fueron un pueblo nómada que habitó en el sur de la Patagonia Argentina. Recorrían grandes extensiones de la árida estepa patagónica mientras se abocaban a la caza del guanaco y el ñandú. En 1871, el marino inglés Georges Muster convivió con ellos durante un año. El fruto de aquella singular experiencia es La vida entre los patagones, obra fundamental para el conocimiento de las costumbres y la interpretación de la vida por parte de los tehuelches. Como todos los pueblos primitivos, los tehuelches manifestaron un poderoso vuelo imaginativo. Que podrán advertir en su mito de la creación que a continuación le presentamos. En el comienzo estaba Kooch y, luego el gran héroe Elal. Imaginemos como...

UN MITO TEHUELCHE: KOOCH, EL CREADOR DE LA PATAGONIA
Según dicen los tehuelches, hace muchísimo tiempo no había tierra, ni mar, ni sol... solamente existía la densa y húmeda oscuridad de las tinieblas. Y en medio de ella vivía eterno, Kóoch.Nadie sabe por qué, un día Kóoch, que siempre se había bastado a sí mismo, se sintió muy solo y se puso a llorar. Lloró tantas lágrimas, durante tanto tiempo, que contarlos sería imposible. Y con su llanto se formó el mar, el inmenso océano donde la vista se pierde.Cuando Kóoch se dio cuenta de que el agua crecía y que estaba a punto de cubrirlo todo, dejó de llorar y suspiró. Y ese suspiro tan hondo fue el primer viento, que empezó a soplar constantemente, abriéndose paso entre la niebla y agitando el mar.Algunos dicen que fue así, por los empujones del viento, que la niebla se disipó y apareció la luz, pero otros opinan que fue Kóoch el inventor de la claridad. Cuentan que, en medio del agua y envuelto en la oscuridad, deseó contemplar el extraño mundo que lo rodeaba. Se alejó un poco a través del negro espacio y, como no podía ver con nitidez, levantó el brazo, y con su gesto hizo un enorme tajo en las tinieblas. Dicen también que el giro de su mano originó una chispa, y que esa chispa se convirtió en el sol.Xáleshen, como llaman los tehuelches al gran astro, se levantó sobre el mar e iluminó ese paisaje magnífico: la inmensa superficie ondulada por elviento,cuyo soplo retorcía cada ola hasta verla deshacerse bajo su tocado deespuma.El sol formó las nubes, que de allí en más se pusieron a vagar, incansables, por el cielo, matizando el agua con su sombra, pintándola con grandes manchones oscuros. Y el viento las empujaba a su gusto, a veces suavemente, y a veces en forma tan violenta que las hacía chocar entre sí. Entonces las nubes se quejaban con truenos retumbantes y amenazaban con el brillo castigador de los relámpagos.Luego Kóoch se dedicó a su obra maestra. Primero hizo surgir del agua una isla muy grande, y luego dispuso allí los animales, los pájaros, los insectos y los peces. Y el viento, el sol y las nubes encontraron tan hermosa la obra de Kóoch que se pusieron de acuerdo para hacerla perdurar: el sol iluminaba y calentaba la tierra, las nubes dejaban caer la lluvia bienhechora, el viento se moderaba para dejar crecer los pastos... la vida era dulce en la pacífica isla de Kóoch. Entonces el Creador, satisfecho, se alejó cruzando el mar. A su paso hizo surgir otra tierra cercana y se marchó al horizonte, de donde nunca más volvió. Y así hubieran seguido las cosas en la isla de no ser por el nacimiento de los gigantes, los hijos de Tons, la Oscuridad. Un día, uno de ellos, llamado Noshtex, raptó a la nube Teo y la encerró en su caverna. Sus hermanas buscaron a la desaparecida a lo largo y a lo ancho del cielo, pero nadie la había visto. Entonces, furiosas, provocaron una gran tormenta. El agua corrió sin parar desde lo alto de las montañas, arrastrando las rocas, inundando las cuevas de los animalitos, destruyendo los nidos, arrasando la tierra en una inmensa protesta... Después de tres días y tres noches, Xáleshen quiso saber el motivo de tanto enojo y apareció entre las nubes. Enterado de lo sucedido, esa tarde, al retirarse detrás de la línea donde se junta el cielo con el mar, le contó a Kóoch las novedades, y Kóoch contestó;-Te prometo que, quienquiera que haya raptado a Teo, será castigado. Si ella espera un hijo, ése será más poderoso que su padre.A la mañana siguiente, apenas asomado, el sol comunicó la profecía a las nubes agolpadas en el horizonte y éstas, enseguida, se la contaron a Xóchem el viento, que corrió hacia la isla y difundió la noticia aquí y allá, anunciándola a quien quisiera oírla. Y el chingolo se lo contó al guanaco, el guanaco al ñandú, el ñandú al zorrino, el zorrino a la liebre, al armadillo, al puma. Después Xóchem sopló el mensaje en la puerta de las cavernas de los gigantes, para que no quedara nadie sin enterarse.Así escuchó Nóshtex las palabras de Kóoch, y tuvo miedo de su pequeño enemigo, que ya vivía en el vientre de Teo. "Voy a matarlos", pensó, "voy a matarlos y a comérmelos a los dos". Golpeó salvajemente a Teo mientras dormía, arrancó al niño de sus entrañas y, sin mirar a su hijo abandonado en el suelo de la caverna, la despedazó.Pero alguien más, adentro de la cueva, había escuchado a Xóchem. Era Ter-Werr, una tuco-tuco que vivía en su casa subterránea excavada en el fondo de la gruta. Dicen que fue ella la que salvó al bebé, la que, sigilosamente, en el mismo momento en que el monstruo levantaba a su hijo para devorarlo, le mordió el dedo del pie con todas sus fuerzas, la que escondió al niño debajo de la tierra antes de que el gigante pudiera reaccionar...Sin embargo, el refugio era demasiado precario. Nóshtex cruzaba la caverna haciéndola temblar con sus pasos de gigante, recorría la isla buscando al cachorrito que apenas había visto, a ese hijo que en cuanto creciera iba a traicionarlo.Entonces Terr-Werr pidió ayuda al resto de los animales: ¿dónde esconder al bebé?, ¿cómo ponerlo a salvo del gigante?Cuentan que todos los animales hicieron una asamblea para discutir el asunto. Que el Kíus, el chorlo, era el único conocedor de la otra tierra que, más allá del mar, había creado Kóoch antes de recluirse en el horizonte, y que propuso enviar allí al niñito. Así comenzaron los preparativos para la fuga secreta.Una madrugada, cuando el hijo de Teo y el gigante estuvo listo para partir, Terr-Werr lo llevó hasta las inmediaciones de una laguna y lo escondió entre los juncos. Desde allí llamó a Kíken, el chingolo, para que a su vez transmitiera el mensaje: todos los animales fueron convocados para escoltar al niño. Algunos, como el puma, se negaron. Otros, como el ñandú y el flamenco, llegaron demasiado tarde. El zorrino iba tan contento al encuentro de la criatura que, interceptado por el gigante, no supo guardar el secreto. Así enterado, Nóshtex se dirigió a grandes pasos hacia la laguna, pero el pecho-colorado, instruido por Terr-Werr lo distrajo con su canto. Por eso no llegó a tiempo para ver cómo el cisne se acercó al niño nadando majestuosamente y lo colocó sobre su lomo, ni cómo carreteó luego para levantar vuelo. Sólo alcanzó a distinguir en el cielo un pájaro blanco que, con su largo cuello estirado y las alas desplegadas, volaba decididamente hacia el oeste. Así, en su colchoncito de plumas, se alejaba el protegido de Kóoch hacia la tierra salvadora de la Patagonia.LOS INVENTOS DE ELALDicen los tehuelches que la Patagonia era sólo hielo y nieve cuando el cisne la cruzó, volando, por primera vez. Venía de más allá del mar, de la isla divina donde Kóoch había creado la vida y donde había nacido el pequeño Elal, a quien cargó sobre su blanco lomo hasta depositario sano y salvo en la cumbre del cerro Chaltén (1).Dicen también que detrás del cisne volaron el resto de los pájaros, que los peces los siguieron por el agua y que los animales terrestres cruzaron el océano a bordo de unos y de otros. Así la nueva tierra se pobló de guanacos, de liebres y de zorros; los patos y los flamencos ocuparon las lagunas y surcaron por primera vez el desnudo cielo patagónico los chingolos, los chorlos y los cóndores.Por eso Elal no estuvo solo en el Chaltén: los pájaros le trajeron alimentos y lo cobijaron entre sus plumas suaves. Durante tres días y tres noches, permaneció en la cumbre, contemplando el desierto helado que su estirpe de héroe transformaría para siempre.Cuando Elal comenzó a bajar por la ladera de la montaña le salieron al encuentro Kokeske y Shíe, el Frío y la Nieve. Los dos hermanos que hasta entonces dominaban la Patagonia lo atacaron furiosos, ayudados por Máip, el viento asesino. Pero Elal ahuyentó a todos golpeando entre sí unas piedras que se agachó a recoger, y ése fue su primer invento: el fuego.Cuentan que Elal siempre fue sabio, que desde muy chiquito supo cazar animales con el arco y la flecha que él mismo había inventado. Que ahuyentó al mar con sus flechazos para agrandar la tierra, que creó las estaciones, amansó las fieras y ordenó la vida. Y que un día, modelando estatuillas de barro,creó a los hombres y las mujeres, los tehuelches. A ellos, a sus chónek, les confió los secretos de la caza: les enseñó a diferenciar las huellas de los animales, a seguirles el rastro y a poner los señuelos, a fabricar las armas y a encender el fuego. Y también a coser abrigados quillangos, a preparar el cuero para los toldos hasta dejarlo liso e impermeable... y tantas, tantas otras cosas que sólo él sabía.Cuentan que hasta la Luna y el Sol están donde están por obra de Elal, que los echó de la Tierra porque no querían darle a su hija por esposa. Y que el mar crece con la luna nueva porque la muchacha, abandonada por el héroe en el océano, quiere acercarse al cielo, desde donde su madre la llama. Y también que si no fuera porque una vez, hace muchísimo tiempo, cuando hombres y animales eran la misma cosa, Elal castigó a una pareja de lobos de mar, no existirían el deseo ni la muerte. Finalmente Elal, el sabio, el protector de los tehuelches, dio por terminados sus trabajos. Dicen que un día, poco antes del amanecer, reunió a los chónek para despedirse de ellos y darles las últimas instrucciones. Les anunció que se iba, pidió que no le rindieran honores pero sí que transmitieran sus enseñanzas a sus hijos, y éstos a los suyos, y aquéllos a los propios, para que nunca murieran los secretos tehuelches. Y cuando ya asomaba por el horizonte, Elal llamó al cisne, su viejo compañero. Se subió a su lomo y le indicó con un gesto el este ardiente. Entonces el cisne se alejó del acantilado, corrió un trecho y levantó vuelo por encima del mar.Inclinándose sobre el ave que lo llevaba y acariciando su largo cuello, Elal le pidió que le avisara cuando estuviera cansado. Cuando el cisne se quejaba, Elal disparaba una flecha hacia abajo, y con cada flechazo surgía en el agua una isla donde era posible posarse a descansar.Dicen que varias de esas islas se distinguen todavía desde la costa patagónica, y que en alguna de ellas, muy lejos, adonde ningún hombre vivo puede llegar, vive Elal. Sentado frente a hogueras que nunca se extinguen, escucha las historias que le cuentan los tehuelches que, resucitados, llegan cada tanto para quedarse con él, guiados por el magnánimo Wendeunk.(*)
(*) Fuente: Leyendas de la Patagonia, Arnoldo Canclini compilador, Ed. Planeta. (1) El cerro Chaltén, ubicado en la zona cordillerana de la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia Argentina es conocido actualmente como cerro Fitz Roy.

GEOGRAFÍA DE LA PATAGONIA

La Patagonia es un gran territorio que se extiende desde aproximadamente los 40° a 55° de latitud sur, incluyendo en Argentina las provincias de Río Negro, Neuquén, Santa Cruz, Chubut y Tierra del Fuego.
La Patagonia "extrandina", que excluye al bosque andino- patagónico, tiene sus límites en la Cordillera de los Andes, al norte el Río Colorado y al este el Océano Atlántico. Toda esta extensión comparte una característica; sus fuertes vientos que soplan desde el oeste y del sur todo el año.
Estos vientos que vienen muy húmedos desde el Océano Pacífico, pierden el agua en la "Cordillera de los Andes", especialmente sobre las laderas del este en la república de Chile. Las masas de aire caliente, descienden sobre las laderas del oeste y se tornan secas y algo más calientes. La consecuencia es un rápido decrecimiento de la precipitación hacia el Océano Atlántico (descendiendo desde los 3000 mm de precipitación anual en la cordillera chilena hasta menos de 100 mm. en la zona central de la provincia de Chubut y Santa Cruz).
Ecológicamente, la Patagonia extrandina es clasificada como un semidesierto frío. El paisaje está formado en su mayoría por rocas volcánicas y sedimentarias de la Era Mesozoica que dio forma a un sistema de tierras altas en estepas y colinas. Lejos de ser uniforme la región exhibe un rico espectro de vegetación, incluyendo desiertos extremos a estepas graminosas y montes repletos de arbustos. La fauna está representada por especies de monte y de estepa, el número de aves es bajo, mientras que por otro lado el número de especies de mamíferos es bastante alto (debido a los roedores).
Hay una gran diversidad de reptiles, principalmente lagartijas y una baja densidad de anfibios. Las costas merecen una atención especial debido a sus características diferenciales respecto a otras partes del continente tanto en el Océano Atlántico como en el Pacífico. La corriente de las Islas Malvinas, que fluye sobre la plataforma continental argentina es una poderosa fuente de plancton y otro tipo de nutrientes. Esta corriente trae una gran cantidad de peces e invertebrados, los que a su vez atraen muchas aves y mamíferos marinos.
La economía de la región está basada principalmente en el uso de los recursos naturales, pastoreo ovino, extracción de petróleo, pesca, explotación de la plataforma continental, minería y petróleo, y el turismo de naturaleza. El número de habitantes es bajo, menos de una persona por kilómetro cuadrado, y el establecimiento humano está ubicado cerca de la costa, en valles de los ríos más importantes y en zonas montañosas húmedas. El centro de la provincia del Chubut, Río Negro y Santa Cruz está prácticamente deshabitado, particularmente la última provincia debido a que las tierras son abandonadas por desertificación y el bajo precio de la lana a nivel mundial.
Biodiversidad: (Tetrápodos) Anfibios: 29 especies en total, 11 son consideradas endémicas, 9 de ellas restringidas a la Patagonia. Son todos anuros (sapos y ranas) Reptiles: 65 especies en total, todas autóctonas. Se incluyen tortugas, lagartos, lagartijas y ofidios. Aves marinas: 71 especies. Se incluye la Antártida, Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur. Pingüinos, albatros, petreles,fragatas, cormoranes, gaviotas, gaviotines, rayadores. (no se incluyen aves acuáticas como: patos, garzas, chorlos, etc.) Aves continentales: 250 especies autóctonas. 4 especies introducidas. Mamíferos marinos: Pinnípedos y Cetáceos: 33 especies autóctonas, 11 especies accidentales. Mamíferos continentales: 76 especies de mamíferos continentales autóctonos. 3 especies autóctonas.
Conservación: El mayor problema de conservación de especies e impacto ambiental de la Patagonia lo constituye sin duda alguna el fenómeno de la desertificación. La Patagonia tiene más del 90 % de su territorio formado por el ecosistema semidesértico compuesto por estepas arbustivas y herbáceas. Prácticamente la totalidad de este ecosistema ha estado sometido a pastoreo ovino, que fue introducido por los europeos desde principio de siglo. La sobrecarga de los campos con ovejas, trajo la consecuente pérdida de especies palatables para el ganado, la pérdida de suelos y luego la degradación del campo. En la Provincia de Santa Cruz, por ejemplo, más del 30 % de su superficie está en estado grave de desertificación, con pastizales que ya no pueden ser utilizados para la ganadería. Un 40 % de las tierras de la Patagonia está en vías de desertificación. La pérdida de especies vegetales es prácticamente desconocida pues no se realizaron relevamientos antes de la introducción del ganado ovino, y hoy prácticamente no quedan relictos prístinos para comparar (ver Caleta Valdés).
El desarrollo de la ganadería tuvo también consecuencias sobre algunos predadores que eran dañinos para las ovejas, específicamente el zorro colorado y el puma, eliminados completamente de algunas regiones como la Península Valdés. La introducción de los conejos y las liebres europeas también ha tenido su impacto ya que los ecosistemas han sido desequilibrados ante estos herbívoros tan adaptativos al nuevo ambiente. El visón introducido en la región cordillerana para obtención de pieles y luego liberado, diezmó algunas poblaciones de peces y aves autóctonas del río Chubut y sus afluentes. En la costa la sobrepesca amenaza con la extinción de especies de peces e invertebrados marinos, pero no existen estudios serios que lo confirmen. Las aves y mamíferos marinos tuvieron su problemática en la época de cacerías comerciales entre 1900 y 1930. Actualmente el empetrolamiento y la desaparición de algunas especies fuente de alimento para aves y mamíferos marinos son su mayor peligro.

La Patagonia Argentina

La Patagonia Argentina en el extremo sur del continente americano, entre la imponente Cordillera de los Andes y el océano Atlántico, se despliega en toda su extensión la región más austral del mundo. Conjunción perfecta de lagos, ríos, montañas, valles y estepa infinita, la Patagonia Argentina invita a vivir la inigualable sensación de descubrir la magia al sur del mundo.
Una eterna sucesión de imponentes paisajes, el contacto con la naturaleza en su máxima expresión y la posibilidad de practicar un sinfín de actividades que colmarán las expectativas tanto de las almas intrépidas como de las más contemplativas, hacen de la Patagonia Argentina un destino inagotable, un lugar único donde la naturaleza desnuda sus secretos y manifiesta su magnificencia en todo su esplendor.

jueves, 7 de febrero de 2008

La Patagonia

La Patagonia en el extremo sur del continente americano, entre la imponente Cordillera de los Andes y el océano Atlántico, se despliega en toda su extensión la región más austral del mundo. Conjunción perfecta de lagos, ríos, montañas, valles y estepa infinita, la Patagonia Argentina invita a vivir la inigualable sensación de descubrir la magia al sur del mundo.
Una eterna sucesión de imponentes paisajes, el contacto con la naturaleza en su máxima expresión y la posibilidad de practicar un sinfín de actividades que colmarán las expectativas tanto de las almas intrépidas como de las más contemplativas, hacen de la Patagonia Argentina un destino inagotable, un lugar único donde la naturaleza desnuda sus secretos y manifiesta su magnificencia en todo su esplendor.